Combate el insomnio, gracias a los altos niveles de triptófano fomenta la producción de serotonina y melatonina, conocidas como las hormonas del sueño.
Es ideal para después de hacer ejercicio ya que ayuda a relajar los músculos.
Reduce el riesgo de enfermedades y problemas cardiovasculares.
Combate la retención líquidos y ayuda limpiar los riñones.
Aporta grandes cantidades de antioxidantes que combaten los radicales libres y protegen las células del cuerpo.
Alivia los calambres musculares y reduce la hinchazón.
Combate el estrés y la ansiedad ya que ayuda a relajar.
Reduce la presión arterial.
Tiene un bajo contenido en calorías por lo que es ideal para la dieta.
¿CÓMO PREPARARLO?
Pon a hervir dos tazas de agua.
Lava un plátano y corta los dos extremos, no retires la cáscara.
Añade el plátano al agua hirviendo y déjalo de 10 a 15 min, puedes añadirlo completo o en rodajas, pero sin quitar la cáscara.
Retira el plátano y sirve el té.
Puedes añadir un poco de canela o miel para endulzar.
¿CÓMO PREPARARLO?
Pon a hervir dos tazas de agua.
Lava un plátano y corta los dos extremos, no retires la cáscara.
Añade el plátano al agua hirviendo y déjalo de 10 a 15 min, puedes añadirlo completo o en rodajas, pero sin quitar la cáscara.
Retira el plátano y sirve el té.
Puedes añadir un poco de canela o miel para endulzar.
LA MEJOR MANERA DE CONSUMIR PLÁTANO
El grado de madurez de un plátano afecta directamente a sus características nutricionales. Un plátano verde está formado en su mayor parte por almidón, un polisacárido de moléculas deglucosa que liberará energía poco a poco en el torrente sanguíneo. El almidón hace al plátano difícil de digerir, por lo que puede resultar indigesto y originar flatulencias. En cambio un plátano maduro contiene un 90 % de sacarosa y sólo un 7 % de almidón. La sacarosa está formada por una molécula de glucosa y otra de fructosa, con lo que su absorción es mucho más rápida en sangre y produce mayor impacto en la glucemia y respuesta de la insulina.